2009-08-06

Polo soberanista, ¿para qué?

Sorprende y apena también que algunos líderes nacionalistas afirmen con aplomo que, tanto ellos como el MLNV persiguen el mismo objetivo y que se diferencian en los medios, y que, rechazando los medios violentos, cabría llegar a una estrategia común. ¿Qué estrategia común cabe con los que están determinados a destruir cuantas instituciones vascas se han creado por mayorías democráticas, dentro de un proceso gradual, democrático, progresivo y permanente de autodeterminación? ¿Qué estrategia común cabe con los que tienen por misión destruir y aniquilar todo nacionalismo e imponer su “abertzalismo socialista” revolucionario?

(extraido de Libertad y Soberanismo - Tres Posiciones)

Las alas de la paloma (por Jon Mimentza, Deia 8/95)


Las alas de la paloma


En un artículo lleno de sinceridad el profesor Scheifler, voz parlante de un grupo social muy influyente, anima ensayar la autodeterminación como vía para conseguir la paz en Euzkadi. «Después de casi 35 años -dice- ETA sigue existiendo. Los métodos empleados no han tenido todo el éxito apetecido. Ni la represión de la dictadura durante quince años, ni la acción policial española, gala o vasca durante otros veinte años, ni el terrorismo de Estado de los GAL, con conocimiento y anuencia del Gobierno, o no; ni la concesión o desarrollo limitado del Estatuto de Gernika, ni las conservaciones de Argel ni otras que hayan podido existir con el Gobierno o líderes y partidos políticos, ni el acuerdo de Ajuria Enea o el Pacto de Madrid, ni las manifestaciones, por multitudinarias que hayan sido, ni otras actuaciones cualesquiera han podido hasta la fecha erradicar a ETA». Efectivamente, no han erradicado ni la violencia, ni afectado sustancialmente al entorno social que lo sustenta. Y es que, los hechos mandan, algunos graves errores de concepción se han tenido que conjugar con las propias operacionales para que tal fiasco se dé. Errores de los que nadie habla, ni siquiera plantea.

Me acuerdo, allá en los sesenta, siendo estudiante, Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, promocionaba libelos antivascos, como El Español, que sentó la tesis de que ETA era nacionalista y separatista, haciendo oídos sordos del grito etarra «sólo JEL sobra». El efecto que produjo entre los de mi generación no fue el esperado por el ministro franquista: muchos encontraron en las visceralidades de Fraga, y en sus silencios, motivos suficientes para simpatizar con ETA. Vaya Ud. hoy a decir al señor Fraga que, a su pesar, fue uno de los mayores impulsores de ETA. En su buena fe, a pesar de los hechos, lo rechazará y considerará insultante tal consideración.

Lo que iba a ser el juicio ejemplarizante de Burgos en el 70, produjo los efectos que todos conocemos, amplias movilizaciones a favor de los condenados y en contra del franquismo. ETA aumentó su área de influencia. Y todavía no era la ETA de las capacidades políticas y militares actuales.

Muere Franco. Los deseos de libertad y democracia se mezclan con la de aquellos que buscan la "ruptura democrática". Amnistía para todos los presos políticos. Elecciones. Mientras en Euzkadi se opta por abstención en el tema de la Constitución, los de ETA convertidos en Movimiento Revolucionario Socialista de Liberación Nacional Vasco, pues tienen abiertos varios frentes de lucha en base a oportunas divisiones, optan por la participación votando NO. Las acciones armadas de ETA no cesan.

Viene el Estatuto de Gernika, un gran esfuerzo en la vía de superar tópicos de pasado. El golpe del 23F frustra esa vía y con los socialistas en el poder se continúa con los viejos tópicos antivascos, acrecentados por las acciones armadas de ETA que van in crescendo, generales, coroneles, civiles, etc. Altos mandos concluyen que «en ETA el nacionalismo es la esencia y el marxismo, la adherencia». En Madrid llegan a la conclusión de que aniquilando el nacionalismo aniquilarán el marxismo. Connivencia del PNV con ETA, el PNV es el responsable indirecto de las acciones de ETA, el PNV hace chantaje político con los atentados de ETA, la Ertzaintza no funciona, etc., son algunas de las acusaciones que se han oído. Todo vale con tal de destruir al PNV por aquellos que son incapaces de ver acción positiva alguna en el pueblo vasco. No hay más vía que la represión para acabar con el contencioso vasco. ETA, PNV, independentzia, socialismo, Estatuto de Gernika, separatismo, terrorismo, todo es lo mismo y no hay diferencias, dicen, como única salida, quienes eluden responsabilidades de los fracasos del pasado. Y sin embargo hubo éxitos democráticos que no se han valorado suficientemente: en plena provocación antidemocrática de ETA con la matanza seleccionada de militares de alta graduación de los primeros ochenta los vascos no fueron con el MLNV (ya sin «Revolucionario» ni «Socialista», lo que no quiere decir que no lo sean), sino que mayoritariamente siguieron apoyando a partidos democráticos y a las vías políticas abiertas en su día que potencialmente sirven, si hay generosidad e inteligencia como lo hubo en el pasado, para poner en vías de solución el contencioso vasco.

Los fracasos, a través de su estudio, debieran servir como base de los éxitos del futuro. Esta ofensiva de quienes no ven aspectos positivos en la gestión vasca -que tiene sus defectos, indudablemente-, combinadas con la ofensiva revolucionaria, hace que el efecto «impulsión Fraga» pudiera ser, en nuestros días, demodelora y letal para la causa de la libertad.

¿Cuál es la solución al problema de la paz y de la violencia? Es la pregunta del millón. Para unos, hacer la revolución, promover la guerra popular, es traer la paz, y tienen sus razones. Para otros, hacer lo que los revolucionarios llaman «guerra sucia» es luchar por la paz y la democracia y también tiene su lógica y razón. No creo, por otra parte, en la vía de «convencer» a los protagonistas sobre la maldad de sus acciones. La situación es demasiado complicada para soluciones simples.

El profesor Scheifler entiende acertadamente, que «la llamada negociación no es un medio de lograr la paz sino un medio tácito para avanzar en la lucha revolucionaria». ¿Por qué no entender entonces que la autodeterminación tampoco es un medio para lograr la paz sino un medio tácito para avanzar en la lucha revolucionaria? ¿O que la vía del diálogo para la pacificación no sea sino otro frente de lucha, para acumular fuerzas, y como tal, tampoco es un medio para lograr la paz sino un medio tácito para avanzar en la lucha revolucionaria? Si instrumentos de menor arraigo popular son utilizados a ese fin, por qué no usar el contencioso vasco y los anhelos de paz junto con la lucha armada como combustibles permanentes de la acción revolucionaria?.

Soy partidario de estudiar y entender el alcance político de esta proposición y otras que están encima de la mesa, junto con el estudio de fracasos anteriores. Independientemente y al margen de la actuación de los pistoleros hay que elaborar nuevas bases de actuación democráticas, de signo positivo, con vistas a una gran transformación social de Euskadi en la que la negociación es imprescindible por parte de todos, sin exclusiones. Si eso no se hace, no es aventurado prever que la paloma siga sin tener alas.